La pena de muerte fue abolida hace décadas en la jurisdicción local de Washington D.C., pero el presidente Donald Trump ha anunciado su intención de recuperarla para castigar los homicidios cometidos en la capital. “Si una persona asesina a alguien en la capital, pediremos la pena de muerte”, declaró durante una extensa reunión de gabinete retransmitida en vivo.
La propuesta se enmarca en una campaña de seguridad que ha incluido el despliegue de más de 2.200 soldados de la Guardia Nacional, enviados desde seis estados republicanos, además de agentes del FBI, ICE y la DEA. Según cifras oficiales, ya se han detenido a más de mil personas y se han incautado más de cien armas ilegales.
Aunque los datos muestran que el crimen en Washington está en su nivel más bajo en tres décadas, Trump insiste en que se trata de una “crisis nacional” y ha anunciado una investigación sobre la veracidad de las estadísticas. La mayoría de los residentes de la ciudad se oponen a las medidas, pero fuera de la capital, la propuesta encuentra respaldo: un 54% de los estadounidenses la apoyan, según una encuesta de Harvard CAPS-Harris.
Organizaciones civiles han denunciado que las redadas están siendo utilizadas para detener migrantes indocumentados, mientras que analistas señalan que la estrategia de Trump busca obligar a la oposición demócrata a posicionarse, arriesgándose a parecer débil frente al crimen.
