El presidente Donald Trump visitó el 1 de julio el nuevo centro de detención para migrantes conocido como “Alligator Alcatraz”, ubicado en los Everglades de Florida.
Durante su recorrido, realizado junto a la gobernadora Kristi Noem y el gobernador Ron DeSantis, Trump ironizó sobre el entorno selvático al declarar que enseñarán a los migrantes “cómo huir de un caimán si se escapan”.
“Alligator Alcatraz” es un complejo construido en apenas nueve días sobre el antiguo aeropuerto Dade-Collier. Tiene capacidad para unas 5,000 personas y está rodeado por una densa zona pantanosa con caimanes, pitones y terrenos difíciles, lo que el Gobierno considera un “disuasivo natural” ante posibles fugas.
Este centro ha sido duramente criticado por organizaciones de derechos humanos, ambientalistas y comunidades indígenas como los Miccosukee y los Seminole, quienes señalan que la construcción violó leyes ambientales y pone en riesgo un ecosistema frágil.
Además de las críticas por las condiciones del lugar, también se han registrado protestas en Miami y acciones legales en curso. Pese a ello, Trump y sus aliados ven este modelo como una herramienta clave dentro de su ofensiva migratoria y evalúan replicarlo en otros estados.La visita y las declaraciones de Trump reavivan el debate sobre el trato a los migrantes, en medio de un contexto político cada vez más polarizado en Estados Unidos.