La renuncia de Patricia Murillo deja al órgano moral del partido sin quórum, profundizando el vacío ético en medio de una fractura institucional que refleja la inestabilidad política del país.
El Partido Libertad y Refundación (Libre) enfrenta una de sus crisis más profundas: el Tribunal de Honor, creado en 2012 para velar por los principios éticos de la militancia, ha quedado prácticamente inoperante. Tras la renuncia de la exdiputada, periodista y profesora Patricia Murillo, el órgano queda sin el quórum mínimo para sesionar, dejando sin control moral a la estructura partidaria.
Murillo confirmó su salida y denunció que el tribunal está paralizado por falta de respaldo institucional. “No podemos dos personas hacer todo el trabajo. Tengo el sello, los casos dictaminados, pero sin estructura, el trabajo es insostenible”, afirmó.
En una carta dirigida a Manuel Zelaya, los magistrados salientes advierten que la ausencia del Tribunal de Honor representa una deuda ética no solo con Libre, sino con Honduras. “Urge recuperar su función. La ética es el corazón de la política”, señala el documento.
Murillo subraya que el deterioro ético no es exclusivo de Libre, sino parte de una cultura nacional de crisis. “No podría pararme frente a mis estudiantes si tuviera una conducta no ética dentro de mi partido. Hay una interrelación entre la vida personal y la política”, sostuvo.
El Tribunal, que alguna vez fue un ente activo e incómodo para ciertos sectores, hoy está en coma institucional. “Esta es una oportunidad para refundar. Sin un norte ético claro, cualquier proyecto político se desgasta y pierde legitimidad”, concluyó.
