El general Ramiro Muñoz fue separado este martes de su cargo como director del Instituto Nacional Penitenciario (INP), posición que ocupaba desde julio de 2023, luego de la masacre de 46 privadas de libertad en la cárcel de Támara.
Declaraciones tras su remoción
Durante su comparecencia ante los medios, Muñoz confirmó su salida del cargo y fue enfático en su postura ética:
“Nadie sobre la tierra me hará cumplir una orden ilegal”, sentenció.
Aseguró que los cargos públicos son pasajeros y que quien lo nombra tiene también la facultad de removerlo. “Los militares no renunciamos a las misiones”, declaró.
Construcción fallida de cárceles y visión legal
Sobre los proyectos penitenciarios en Islas del Cisne y Mocorón, el general negó que hayan fracasado. Indicó que las limitaciones legales fueron las que impidieron su ejecución:
“Hay cosas que tienen condiciones para darse, pero en ley no se podían dar”, explicó.
Legado y transición
Muñoz subrayó que su gestión fue firme contra el crimen organizado, sin ningún vínculo con estructuras delictivas:
“No tratamos con pandillas ni narcotraficantes. Cada orden que cumplimos fue dentro de la legalidad”.
Añadió que su rol fue técnico y no partidario:
“Este no es un cargo militar, es un cargo político, y quien lo nombra lo puede remover”.
Aseguró además que no tiene resentimientos y que no huirá del país, en contraste con otros funcionarios señalados públicamente.
Nueva dirección en el INP
El general José Miguel Mejía Medina fue designado como nuevo titular del INP, acompañado por los coroneles Marco Alexander Lanza Ávila y Luis Alonso Rosales Cardoza. Muñoz les deseó éxitos y recomendó consultar sobre su futuro al jefe del Estado Mayor Conjunto, general Roosevelt Hernández.
Finalmente, Muñoz instó a que el sistema penitenciario no vuelva a caer en manos corruptas y pidió que los avances alcanzados durante su gestión no se reviertan.