Este domingo, miembros del Partido Democracia Cristiana (DC) se vieron obligados a realizar su pleno en plena vía pública después de descubrir que las puertas de su sede en Tegucigalpa habían sido encadenadas, impidiendo el acceso a las instalaciones.
Según denunciaron los presentes, esta acción tuvo la clara intención de obstaculizar el desarrollo de la actividad política interna, lo que generó malestar y preocupación entre los asistentes.
Acusaciones de acciones antidemocráticas
Los representantes que participaron en el pleno calificaron el bloqueo como un “asalto” a la sede, señalando directamente a sus propias autoridades partidarias como responsables. Visiblemente molestos, algunos miembros del partido acusaron a la dirigencia actual de actuar de manera arbitraria, utilizando medidas extremas para frenar procesos internos clave.
Reacciones y consecuencias
El hecho ha generado un fuerte debate dentro del partido, con distintas facciones expresando su rechazo a lo ocurrido. Algunos dirigentes han solicitado una investigación interna para esclarecer quién ordenó la medida y cuáles fueron sus motivaciones.
Por otro lado, sectores externos al partido han expresado su preocupación por lo sucedido, señalando que este tipo de maniobras afectan la credibilidad y estabilidad de las instituciones democráticas en el país.
Un futuro incierto
A pesar del inconveniente, los miembros de la Democracia Cristiana lograron llevar a cabo su pleno, aunque en condiciones poco convencionales. Sin embargo, el episodio deja en evidencia la creciente tensión dentro del partido y plantea interrogantes sobre su futuro político.
cortesia de HCH