Corea del Norte ha inaugurado un nuevo resort turístico de lujo como parte de su estrategia para impulsar el turismo internacional y proyectar una imagen más amigable ante el mundo.El complejo, ubicado en la costa este del país, cuenta con hoteles, zonas recreativas, spa, acceso a playas privadas y otras comodidades que contrastan fuertemente con la situación económica que vive gran parte de la población norcoreana.
Analistas consideran que esta movida forma parte de un esfuerzo por atraer turistas extranjeros —principalmente de China y Rusia— y romper parcialmente el aislamiento económico que sufre el país debido a sanciones internacionales.
Además, el régimen de Kim Jong-un busca utilizar el turismo como una herramienta diplomática y propagandística para mostrar al exterior una «versión controlada» del país, mientras refuerza su narrativa de desarrollo interno.