Irán vivió este viernes una jornada de alta tensión tras ser blanco de una nueva oleada de ataques aéreos atribuidos a Israel, según informaron medios iraníes. Los bombardeos se concentraron en varios puntos estratégicos del país, incluyendo la planta nuclear de Natanz, una de las más importantes del programa atómico iraní.
La operación, considerada una de las más intensas en el marco del conflicto entre ambos países, dejó un saldo aún no confirmado de víctimas y daños estructurales. Sin embargo, se ha informado que altos funcionarios del régimen, así como científicos vinculados al programa nuclear, habrían muerto como resultado de los ataques.
Las autoridades iraníes calificaron los hechos como una “declaración de guerra” y advirtieron que habrá represalias. El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, aseguró que Israel enfrentará “un destino amargo y doloroso”, subiendo el tono en una ya frágil situación geopolítica.
Por su parte, Israel no ha emitido una declaración oficial sobre la autoría del ataque, aunque analistas internacionales coinciden en que se trata de una respuesta estratégica para frenar el avance del programa nuclear iraní y debilitar su capacidad militar.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con creciente preocupación esta escalada militar que podría desencadenar un conflicto regional de gran magnitud. Diversos gobiernos han instado a ambas partes a evitar una guerra abierta y buscar salidas diplomáticas al enfrentamiento.
El ataque ocurre en medio de tensiones acumuladas por años entre Israel e Irán, marcadas por amenazas mutuas, acciones encubiertas y enfrentamientos indirectos en diferentes puntos del Medio Oriente.
